La
experiencia literaria debe presentarse a los adolescentes como una posibilidad
de vincularse con su experiencia personal y como un hecho social, público,
compartido.
En
este sentido, formar lectores, entonces, implica:
Poner
a los alumnos en situaciones en las que se encuentren con una variada gama de
textos, autores, géneros, estéticas, estilos, poéticas.
Construir
ámbitos de intercambio de ideas, en un diálogo con otros lectores.
Favorecer
tanto en las discusiones orales como como en las prácticas de escritura la
pluralidad de lecturas y opiniones.
Promover
la reflexión sobre las diferentes formas de comprender los textos, sobre la
diversidad de estrategias de lectura y de concepciones estéticas, etc. que cada
uno pone en juego a la hora de leer.
Acompañar
a cada alumno a encontrarse con “su propio libro”, “su propio autor”, “su
propio estilo”, guiándolo en la elección de los textos.
Crear
contextos adecuados para la lectura, no sólo físicos sino también relacionados
con los conocimientos, los hechos y las actitudes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario